Alamos es una ciudad pintoresca, un laberinto de calles y casas en estilo Andaluz, que no olvida su pasado colonial… como sucede con frecuencia en América latina, sus habitantes aprovechan de la belleza del lugar (que era un pueblo de mineros) para recibir a viajeros en sus propios apartamentos o, mejor dichos, casas particulares. Después de una breve estancia en Alamos, nuestro viaje nómada empieza otra vez a seguir etapas mas o menos casuales. Fuimos a lo largo de la costa hasta Los Mochis, donde queríamos esperar el tren para recorrer la Barranca del Cobre, pero lo perdimos definitivamente dos veces. Finalmente decidimos coger un autobús hacia Mazatlan, donde estamos ahora. Es una ciudad portuaria con una playa arenosa, nada inolvidable pero bastante bonito para quedarse unos días y conocer algunas personas del lugar (como siempre los mas locos). La linea del Trópico del Cáncer se encuentra algunos kilómetros al norte de nosotros: ¡desde ahora en adelante, viajaremos por la región tropical!