Florianópolis, o Floripa para los amigos, es un verdadero paraíso, quizás tan perfecto como para despertar a algunas preguntas. Escribo de una roca al lado de un océano tranquilo y cristalino, casi somnoliento, ante mis ojos una playa de color crema, mucho verde y algunos islotes agradables. Simplemente idílico.
Es una lástima que no puedo tomar fotografías, esto será parte de mis únicos recuerdos, de mis historias.
Ayer por la noche asistí al carnaval en la ciudad de Florianópolis, una mezcla salvaje de todos los tipos imaginables, desde el samba carioca al maracatù pernambucano. No está claro si la mezcla es realmente espontánea o si es el clásico truco servido para los muchos turistas argentinos que pasan sus vacaciones aquí.
Esta es la razón por la que siento cada vez más intenso y invitante el aire de Argentina. Fiesta esta noche y luego Porto Alegre, tierra de gauchos.