Viaje hacia Parnaiba y el grande miedo

Título de la jornada es el grande miedo, porque anoche me pasó un otro de esos eventos que son difíciles de olvidar en la vida.
Profundo maranhão, carretera entre são luis y parnaiba, noche oscura, ningún pueblo, autobús que transporta a una veintena de adultos y algunos niños, sólo un conductor sin asistencia. De repente una curva cerrada, un grupo de hombres que pretenden realizar trabajos de mantenimiento por carretera, el autobús desvía por un camino de tierra, lleno de baches y pronto el conductor se ve obligado a parar.
El silencio, nadie entiende nada, entonces un hombre con pasamontañas obliga al conductor a recogerlo. En su mano tiene una pistola y ordena a todos a bajar: tengo la lucidez para esconder en el lugar más rápido y inteligente que encuentro el dinero y mis documentos, pero la mochila no puedo ocultarla!
Una vez fuera la banda con pasamontañas nos divide, hombres de un lado, mujeres y niños por el otro. Después de una breve inspección, el grupo de mujeres con niños regresa a bordo, se concentran en nosotros.
Comienza un interrogatorio, uno por uno, investigación incluida, contesto en el mejor brasileño de mi vida y los ladrones no se dan cuenta que soy un extranjero, una salvación vista la situación.
Mientras tanto, dos de los ladrones suben a bordo del autobús, y en la confusión comienzan a buscar por todos los lados, amenazando a las mujeres y los niños.
Abajo la situación se deteriora drásticamente, un hombre insulta a uno de los ladrones, escuchamos disparos, gritos y maldiciones, un acalorado intercambio de palabras entre los criminales que ordenan a todos de bajar la cabeza, y finalmente se desvanecen en el bosque. Silencio, muchos están llorando.
Inmediatamente verificamos las condiciones del herido, y luego volvemos en el autobús, tenemos que llegar pronto al primero hospital y a la policía. Veinte minutos después llegamos a Chapadinha, donde comienza una larga noche en el hospital, informando la policía del incidente y apoyando los compañeros de viaje. También encuentro el tiempo para comprobar lo que se han llevado los criminales: en mi caso absolutamente nada excepto 2 bolivianos, el equivalente de unos centavos. Para otros es peor, ayudamos a una señora a la cual roban el equivalente a una pensión.

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