En Quito

El paisaje andino resulta extremadamente variable en el norte del Ecuador: a valles casi desérticas se oponen colinas verdes. Un largo recorrido nos lleva a Otavalo, pueblo que da hospitalidad a uno de los mercados indígenas mas importantes del país. Seguimos adelante hacia Quito, la capital, una gema suspendida entre los picos nevados de los volcanes andinos. Somos literalmente conquistados por el fermento socio-cultural que anima la metrópolis, en pocos días conocemos muchas personas, gente de la calle y artesanos, hablamos con asociaciones ONG (no gubernamentales) de cooperación, voluntariado y fundaciones culturales. Entramos en contacto con nuevos amigos que esperamos nos podrán ayudar en abrir un recorrido hacia el oriente. Afortunadamente descubrimos el museo etnográfico administrado por la asociación Mindalae, un interesante y muy creativo viaje en el colorado mosaico de las culturas ecuatorianas. Desde la influencia africana (región norte-occidental) a los grupos indígenas de la selva oriental (Shuar, Siona y Secoya, Achuar, Huaorani), capaces artesanos de la naturaleza, sin olvidar la cultura andina (Quechua).

Cóndor de los Andes artesanía ecuatoriana tradicional

Camino del oro, Incachaca y Santa Rosa

Segunda parte. Nuestro increíble viaje continúa desde Consata y el ambiente que nos rodea se vuelve más y más amable con nosotros. Hemos construido una amistad que puede derribar el muro de la diversidad y desconfianza. Admirando la belleza salvaje de los Yungas, hemos recibido algunas lecciones de quechua y aymara (Inti y Lupi por la palabra sol), las lenguas habladas por la población indígena. Nos centramos en los conceptos esenciales, como los amigos, la familia, el bosque, las montañas, el cielo, el sol y la luna.
En el medio de la noche, después de dar los saludos a nuestros amigos de Consata, encontramos un pasaje a Incachca, por el camino del oro en dirección de Santa Rosa. Un sendero lleno de baches lleva en el corazón de la selva a través de un paisaje nocturno de encanto incomparable. La foresta está animada por los sonidos de miles de seres vivos, que respiran, cantan y bailan al unísono. Percibimos toda la inmensa energía de la Pachamama. Con nuestros compañeros de viaje llegamos a Incachaca en la noche, donde acampamos bajo las estrellas, pero estamos tan emocionados que no podemos dormir. La selva nos muestra el enfoque de la madrugada con un creciendo de músicas. Llegamos a Santa Rosa.

Consata y Incachaca bolivia

Arequipa y Juanita, señora de las nieves

Arequipa, una joya en los amplios valles del sur del altiplano andino peruano, es conocida como la ciudad blanca del Perú. Una ciudad tranquila y acogedora, donde aclimatarse antes de ingresar en zonas remotas de los Andes. Rodean la ciudad los picos de tres volcanes, el Misti (caballero, con su forma cónica perfecta), el Chachani (encantador) y Machu Picchu (arriba arriba) en el idioma quechua. En un sótano del Convento de Santa Catalina en un abrazo eterno se encuentra la momia de una niña (apodada Juanita, la señora de las nieves) sacrificada en un ritual en el Cierro Ampato por los incas hace 500 años. El encuentro con un «viejo loco», como se presentó, nos deja una clara idea de este mundo, América Latina, sentados en una pequeña plaza de Arequipa, a la sombra de unos naranjos en flor, comenzamos una larga conversación sobre la vida y las tradiciones de los Andes y de Arequipa. El viajó mucho en su juventud, siendo un artista de la calle, y sus recuerdos siguen siendo brillantes. Hablamos de la mágica combinación de estados de ánimo, colores, sabores, música y experiencias que experimenta el viajero en sus peregrinaciones. En Arequipa es fácil encontrar muchas personas, en parte porque el clima es muy hospitalario. Recibimos una invitación a la casa de un joven, fuera de la ciudad. Llegamos a conocer a sus abuelos, que cuidan los campos de alfalfa y maíz, y nos preparan para un almuerzo rico y delicioso acompañado de abundante y tradicional chicha, una bebida fermentada de maíz, ligeramente alcohólica. Sentados alrededor del fuego comemos y escuchamos con interés la historia de sus vidas, en medio de alegrías y sacrificios. Después del almuerzo, aprendemos los conceptos básicos necesarios para tocar la quena, la flauta típica usada en la música andina.

Arequipa el misti Juanita, señora de las nieves

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