Kilómetros, kilómetros, ¿cuántos kilómetros en este viaje sin fin a lo largo de Brasil? Son muchos y cada uno esconde su historia, su pequeña anécdota para ser recordada. Todo se dirá en la compañía, tomando una cerveza.
Recife es otra grande ciudad, pero a la sombra de sus muchos nuevos y espumosos rascacielos, revela un alma profundamente melancólica, una brisa de mar que se mueve, una tristeza de la que los marineros a veces se esconden, detrás de la manta suave de las nubes. De repente soñando cocoteros, playas doradas y colibríes, incapaces de encontrar descanso entre las flores tropicales multicolores. Las noches se cumplen festivas y agradables, tocando la guitarra, hablando con entusiasmo de las cosas de la vida y bailando el forró… el carnaval que se aproxima.