Ayacucho y anticucho

Desde Andahuaylas el camino continúa incierto entre empinada subida hasta los 5.000 metros del altiplano andino y bajadas hacia la selva amazónica, a lo largo del valle del Chanka y los afluentes del Río Apurímac. Finalmente llegamos a Ayacucho, perla abandonada entre culturas indígenas, religiosidad y sincretismo, Sendero Luminoso.

Ayacucho, la ciudad de muchos amigos peruanos, también en sus caminos a algunos lugares fascinantes y exóticos. Ayacucho, la ciudad de los mejores anticuchos o despojos de bovino y papas asadas y de los mejores picarrones o panqueques con una salsa especial.

Ayacucho

Andahuaylas, Apurimac

El viaje en minibús (colectivo) sube con una inclinación exagerada a partir de 2.300 metros sobre el nivel del mar de Abancay hasta más de 4.000 metros y finalmente descender de nuevo. La ruta pasa por el departamento de Apurímac, uno de los más aislados y salvaje en Perú. Llegamos a Andahuaylas en la noche. El largo viaje está animado por la música y el contacto humano que se crea en el minibús, lleno de personas, cosas y animales hasta rebosar. Cerca de mí estan un chico llamado Anibal y su joven madre.

El paisaje es precioso, y los campos de alfalfa y de maíz dan paso a pequeños pueblos de casas de adobe, unas cuantas cabezas de ganado, donde el hombre ha endulzado sabiamente los lados fértiles pero escarpados de las montañas. La gente es muy acogedora.

Valle sacra Incas Andahuaylas Apurimac

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