Arequipa, una joya en los amplios valles del sur del altiplano andino peruano, es conocida como la ciudad blanca del Perú. Una ciudad tranquila y acogedora, donde aclimatarse antes de ingresar en zonas remotas de los Andes. Rodean la ciudad los picos de tres volcanes, el Misti (caballero, con su forma cónica perfecta), el Chachani (encantador) y Machu Picchu (arriba arriba) en el idioma quechua. En un sótano del Convento de Santa Catalina en un abrazo eterno se encuentra la momia de una niña (apodada Juanita, la señora de las nieves) sacrificada en un ritual en el Cierro Ampato por los incas hace 500 años. El encuentro con un «viejo loco», como se presentó, nos deja una clara idea de este mundo, América Latina, sentados en una pequeña plaza de Arequipa, a la sombra de unos naranjos en flor, comenzamos una larga conversación sobre la vida y las tradiciones de los Andes y de Arequipa. El viajó mucho en su juventud, siendo un artista de la calle, y sus recuerdos siguen siendo brillantes. Hablamos de la mágica combinación de estados de ánimo, colores, sabores, música y experiencias que experimenta el viajero en sus peregrinaciones. En Arequipa es fácil encontrar muchas personas, en parte porque el clima es muy hospitalario. Recibimos una invitación a la casa de un joven, fuera de la ciudad. Llegamos a conocer a sus abuelos, que cuidan los campos de alfalfa y maíz, y nos preparan para un almuerzo rico y delicioso acompañado de abundante y tradicional chicha, una bebida fermentada de maíz, ligeramente alcohólica. Sentados alrededor del fuego comemos y escuchamos con interés la historia de sus vidas, en medio de alegrías y sacrificios. Después del almuerzo, aprendemos los conceptos básicos necesarios para tocar la quena, la flauta típica usada en la música andina.
La niña de las nieves, mal llamada «juanita» en dudoso homenaje al belga Johan, murió victima de un asesinato. En mi opinión el malhadado evento comenzó como un sacrificio Incaico, pero en el medio se transformo, vaya a saber por que causa en un asesinato.
Observen que muere no como sacrificio, sino por terribles golpes de forma triangular, dados uno en la frente y otro en el costado izquierdo (no recuerdo bien) que le quebró el maxilar. NINGUN RITUAL INCA tiene esa perspectiva. SI ME DEMUESTRAN QUE OTROS RITUALES INCAS terminaron de igual modo, prometo viajar de inmediato a Arequipa y pedir mis mas humildes disculpas. Los Incas no solo atemperaban el paso a la eternidad, sino que si hubiesen querido,disponían de un arsenal de pócimas para darle muerte sin sufrimiento.
Agustin Perez – DNI 5.470.712
Barrio 1 CP 8318
PLAZA HUINCUL
provincia del Neuquen
No tengo economía para viajar,pero leyendo sus vivencias me parece que estoy en ese lugar.Gracias por ofrecer una parte de sus vivencias para aquel que no puede verlo fisicamente