Desde Casablanca la carretera sigue rápida el océano hacia Marrakech, durante el recorrido dormimos, sólo nos despiertan los abrasadores rayos del sol, anunciando el regreso al corazón de Marruecos y en el sur de las ciudades imperiales. Un último saludo cálido a la plaza Djemaa el Fna y a este microcosmo caótico y acogedor.