Ahora estamos realmente en la cuenca amazónica ecuatoriana… para dejarlo claro, las sonrisas curiosas de los niños que corren hacia el autobús. En sus ojos negros y sus cabellos suaves como la seda, se esconde todo el misterio de estos lugares maravillosos y salvajes. Aquí los hombres siguen siendo simples comparecencias, mientras que la natura se muestra exuberante y poderosa. Entonces, es un mundo que toma forma desde las memorias del pasado: acariciamos a un boa y percibimos su incontrolable fuerza, jugamos con unos monos y percibimos su semejanza. Nuestro amigo, Gabriel, es un hombre robusto pero agradable, hijo de la selva, nacido en una comunidad indígena Kichwa (Quichua): parece que tiene muchas historias para contar y una ligera nostalgia por un mundo que día tras día desaparece y se aleja de el. Tena es una ciudad que niega la idea misma de Amazonía y selva pluvial, aunque sea totalmente rodeada por la jungla. Mientras tanto llueve, llueve y llueve…