En estas miradas de connivencia, se esconde el éxtasis salvaje. En estos ojos negros y profundos como el tono, se mezcla un pelo largo y negro. Como un pintor hace con sus modelos, me encuentro mistificado por estas figuras exóticas.
Me paro a beber una gota de agua en el parque lezama, en cerca de la boca, cuando de mi lado se sienta una octogenaria amigable, que me saluda presentándose como una profesora jubilada de filosofía, llamada Edith. El resultado es una conversación de cinco horas, sobre todas las religiones del mundo, non religiones, animismo, ateísmo, sobre Argentina, Buenos Aires y el futuro del mundo… Ella me hizo pensar mucho y me mostró cuánto se puede aprender en meses de viaje siempre en contacto con diferentes culturas.