Ayer viajemos a lo largo de un camino asombroso, que nos condujo hasta Durango, en la extrema esquina al sudoeste de Colorado… después de cruzar las Montañas Rocosas, lleguemos a Grand Junction en la noche. El día siguiente descubrimos un paisaje agradable e inesperado, un valle semi-desértico rodeado por montañas rojas e interrumpido por las repentinas barrancas. Pensábamos de llegar al desierto ya, cuando nos encontremos en el medio de pastos y bosques verdes. El camino empieza a levantarse, subiendo a través de increíbles barrancos cubiertos por las coníferas: crucemos pequeñas ciudades de los mineros de oro y alcancemos los cerros nevados. Finalmente un largo descenso nos llevó a Durango, en donde nuestro viaje se toma un tiempo, por el momento…