Subiendo hacia los picos del Nevado Ruiz descubrimos el pueblito de Salento, una isla de tranquilidad en el medio de la maravillosa región de cultivo del café (eje cafetero). Un pueblo perdido en el pasado y dominado por los ritmos de la naturaleza, que aquí muestra toda su magnificencia y belleza. En dirección de los nevados andinos se extiende el Valle de Cocora, un lugar parecido a los Alpes, donde crecen numerosas las palmas de cera del Quindio, una especie en vía de extinción, con ejemplares que pueden alcanzar los 52 metros de altura, y hasta 200 años de vida. Inmersos en la jungla de montaña, encontramos el lugar perfecto para dedicarnos totalmente a excursiones a pié, en bicicleta de montaña o a caballo.
De verdad el valle de cocora es un lugar magnifico, donde se puede vivir en contacto directo con la tierra y la foresta… nosotros también tenemos ganas de volver!
A mi lo que mas me gustó cuando visité el eje cafetero fue la experiencia de acampar en el valle del Cocora. Es un lugar mágico lleno del espíritu de la niebla y las enormes palmas. Ya tengo ganas de volver a ir a Salento