Una última noche pasada caminando por las calles y avenidas de Buenos Aires, para respirar un último tango y disfrutar de la brisa de otoño que colora de amarillo y rojo los espacios verdes de la gran ciudad.
Después el traslado al aeropuerto de Ezeiza, siempre un largo viaje lleno de emociones intensas. Los recuerdos de los últimos meses se empujan entre el registro y la larga espera en los silenciosos y vacíos pasillos del aeropuerto.
Un adiós…